Allá
por 2010, en mi año de estancia Erasmus en Marsella, se me ocurrió
hacer mi primera Maratón (Abril 2010) sin entrenar, adquiriendo el
material el día de antes (zapatillas, mallas, etc) y por un día
abandonando mi tan apreciado Royal-o-fish de Macdonals, en favor de
algo de pasta.
No
fue muy mal, pero si a lo anterior sumamos la falta de experiencia,
te das cuenta de que una carrera así es una señora prueba. El crono
me decía que iba para ¡3h15!, pero nada más lejos de la realidad,
sobre el famoso km 30 que es donde empieza la carrera de verdad, hice
amistad con los calambres y en adelante hasta el final fue un no
poder y tampoco querer. Alternando el trote con el paseo llegué a
meta en 3h37 pero súper feliz y subiendo un peldaño en mi ránking
de locuras jejeje.
En
enero de 2012, y con un cierto volumen de kilómetros a mis espaldas,
comienzo la preparación para mi segunda serie de 42195 metros, la
Maratón Sevillana (19 de Febrero). Muchas horas son las que he
pasado con mi compañero de fatigas, un perrito bodeguero español
llamado “Pichurri”, con frío “polar” para afrontar la prueba
lo mejor posible.
Siendo
cauto, con bajar de tres horas “me daría con un canto en los
dientes”, así que mi tranquilidad era absoluta. Un plus de
motivación recibí la noticia de que otro Califa de Hierro lucharía
contra el crono, nuestro compañero Rafael Moreno, todo un triatleta
con años de experiencia y que va a dar el salto a IRONMAN, también
contamos con la estimable ayuda de José María Merchán.
Ellos
tenían pensado rodar a 4 min/km, una idea que me atrajo y para nada
descabellada, pero sí difícil… así que me animé con ellos.
Luego los kilómetros les darían y me quitarían la razón.
Con
algunas dificultades, como la mala noche que pasó Rafa, con algunos
síntomas presentes de su anterior resfriado, iniciamos la prueba.
Consiguiendo el ritmo buscado a partir del km 1, empezando a rodar a
3:55min/km con facilidad. Conforme iban pasando los kilómetros, con
buena hidratación y alimentación, superamos la media maratón en
1h23, con Rafael y José María muy cómodos, como grandes atletas
que son.
Sobre
el km 30 me descolgué. En cuestión pocos minutos pasé de no tener
dolores a tener que reducir el ritmo a 4;10 porque se me empezaron a
cargar los gemelos-sóleos, mi talón de Aquiles y nunca mejor dicho
(el dichoso gimnasio que descuidamos). Y en el 35 ya bajé casi a 5
min/km porque el dolor iba in crescendo y como ví que cumpliría el
2º objetivo < 3 horas, intenté sufrir lo justo para no tener que
pararme a andar. Iba muy bien de pulmones y no tuve casi nada de
calambres, bueno sí, en meta por cometer la tontería de esprintar,
jeje. Como nota positiva, el Risitas estaba animando sobre el km 10 y
decía que después tendríamos macarrones con tomate, ¡pero serían
para él porque yo no los ví!! Jejeje
Chapeau
a Rafael y José María por la carrera que realizaron y ánimos a
nuestro futuro IRONMAN!
Así
que, ¡esto es todo amigos! ¡Seguiremos dando guerra Califas!